jueves, 8 de enero de 2009

Ella despidió a su amor el partió en un barco en el muelle de san Blas, él juró que volvería y empapada en llanto ella juró que esperaría, miles de lunas pasaron y siempre ella estaba en el muelle esperando. Muchas tardes se anidaron se anidaron en su pelo y en sus labios. Llevaba el mismo vestido y por si él volviera no se fuera a equivocar. Los cangrejos le mordían su ropaje, su tristeza y su ilusión y el tiempo se escurrió y sus ojos se le llenaron de amaneceres y del mar se enamoró y su cuerpo se enraizó en el muelle. Sola, sola en el olvido, sola, sola y con su espiritu, sola, sola con su amor el mar, sola en el muelle de San Blas.

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